la playa

en un barco viajaba algún extraño de ojos mudos
escarlata sus venas y extraviada la respiración
el amanecer se entristecía ante su sonrisa
y las olas evitaban su presencia.

no poseía ninfa ni elfo alguno
pues su padre, semidiós caído,
le negó el privilegio del castillo hundido
y de una muerte eterna, simple y eterna.

siempre escribía algo, nunca se supo qué ni a quién,
un triste testamento, pensó la Ausencia desnuda
un carta a Nadie, bufó la Brisa de tormenta,
pero nunca se supo qué ni a quién

se solazaba llorando sirenas
coleccionando amores inventados
y buscando dos ojos que le ayuden a ver
el mar de su vida y de sus veinticuatro muertes.

pero tuvo la tristeza de aprender
como se evita la soledad
sobretodo si se trata de transar
con flores que besan sin mirarlo a los ojos



tuvo la tristeza de caer ante la luna llena
y resucitar deseos de felicidad escondida,
escondida felicidad, huidiza felicidad,
(¿dónde andas hija de puta?)



se le vio irse, volando cerca del sol
solos la Ausencia y la Brisa de tormenta.
quedaron llorando bajito,
..., bajito, ..., bajito, ...

hasta el Barco se devolvió cargado
de dos extraños de ojos desterrados;
bufaron la Ausencia y la Brisa de
tormenta: felices pero bajito...